La Felicidad explicada por Bertrand Russell

Hoy día voy a escribir sobre el libro “La Conquista de la Felicidad”, de Bertrand Russell. Leyéndolo aprendí que las claves de la felicidad serán siempre las mismas pero que se vestirán de colores distintos dependiendo de la época. La felicidad es accesible y es real. Sin embargo a veces algunos nos nublamos en filosofías abstractas y quizás perdemos la capacidad de sentir asombro y curiosidad por la vida.

Bertrand Russell fue un filósofo, matemático e intelectual británico del siglo 19 que influenció en varios aspectos al desarrollo de la sociedad moderna. La Conquista de La Felicidad es un texto amigable que se entiende con claridad, a diferencia de de otros escritos de la época, como los de Georg Hegel, que desde mi punto de vista usaban una suerte de jeroglíficos para presentar sus teorías. Russell escribía con vibrante claridad y volvió así sus textos más democráticos y accesibles. 

Russell empieza comentando que ya ha escrito varias veces sobre los cambios que deben pasar en la sociedad para que haya más felicidad en el mundo. El autor comenta que aquellos cambios deberían de ser la abolición de las guerras, de la explotación económica y de sistemas educativos basados en el miedo y la crueldad. Sin embargo, Russell subraya que no planea hablar de aquellos temas ahora porque “el descubrimiento de un mecanismo para detener las guerras es definitivamente importante pero no será realista hasta que las personas sean menos infelices y dejen de matarse, puesto que el exterminio mutuo les sienta menos mal que ver la luz del día”(1). 

Russell dijo que hoy en día es común, al igual que en varias etapas de la historia, que los sabios que dicen ya haberlo visto todo, se rindan a la melancolía y prediquen con ego que ya no hay nada más por lo que vivir. Sin embargo, concuerdo con Russell que el orgullo que siente este grupo de personas melancólicas sobre su infelicidad, vuelve sus premisas quizás un poco dudables. Lógicamente, sentir orgullo es sentir una suerte felicidad por algo, ¿o no? La realidad es de que si el sabio se hartase de contemplar el universo por ser demasiado doloroso, entonces empezaría a contemplar otra cosa porque no permitiría hundirse en la infelicidad. Russell señala que el hombre sabio siempre será tan feliz como las circunstancias lo permitan. 

Algo muy importante que comentó Russell es que muchas veces uno olvida que parte de la felicidad es no tener las cosas que uno quiere. Es la búsqueda y el esfuerzo de esas cosas, lo que trae la añorada felicidad. Muchas personas caen en la trampa de la infelicidad al obtener éxitos y bienes de manera fácil y así concluyen que acceder a lo que deseamos no trae felicidad. Por eso es bueno tener un propósito en la vida, o varios. Una razón por la cual despertarse en las mañanas. 

Y es que el mundo es maravilloso y siempre habrán novedades que descubrir. Como dijo Benedetti, uno de mis poetas y novelistas favoritos: 

“No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo”

¿Nada nuevo bajo el sol? Russell lo desmiente y dice, “que hay de los rascacielos, los aviones y transmisión en vivo de los discursos de los políticos”(2); claro sus referencias son en contexto de la época pero confirman que el mundo es fascinante y el ser humano siempre creará, descubrirá y compartirá. Novedades y curiosidades las habrán siempre y entonces la fatiga de un mundo que no tiene más que ofrecer no es lógica o real. 

Russell publicó este libro en 1930, un año después de la Gran Depresión y en un tiempo de extrema inestabilidad política y económica a nivel mundial. El autor subrayó que no es tanto la infelicidad algo de la metafísica, sino que estaba seguro que la influencia que tenía el ambiente en las personas es la que los llevaba a estos espacios oscuros. Otro aspecto que dijo influenciaba a tener incertidumbre e infelicidad era que la gente estaba en un período medio confuso. La sociedad había dejado atrás los estándares de antaño sin todavía acceder a nuevos y se encontraban como en un limbo de identidad. 

Y del amor dice: “no solo es el amor una fuente de deleite, sino que su ausencia es también una fuente de dolor.” Después, señala lo que pienso yo resume la importancia del amor en nuestras vidas y es que el amor hay que valorarlo, porque mejora todo. Escuchar música, ver el amanecer en las montañas y nadar en el mar bajo el brillo de la luna llena, se vuelven infinitamente mejores si las compartes con alguien a quien amas. La filosofía del Estoicismo al igual que la de los primeros Cristianos predicaba que se puede hacer todo por cuenta propia, que no debemos depender de nadie y que el ser humano puede acceder a sus mayores capacidades solo. Todas estas filosofías de la soledad, concuerdo con Russell, son falsas. El ser humano está hecho para estar en grupo, para crecer con la cooperación y tener amistades que nos alegren el alma. El amor también es capaz de derribar egos porque para que la cooperación funcione es importante conectar con las emociones del otro. Es capaz de todo. Brindemos por el amor. 

Finalmente, la felicidad está en nosotros. Está en nosotros buscar ese rayito de luz y encontrar la esperanza. Está en nosotros no sucumbir a la pena. Está en nosotros creer en el amor. El amor sana, te cuida, te acobija, te acompaña. Está en nosotros no rendirnos y caer en la desesperanza cuando las cosas no salen como planeamos. Está en nosotros entender que somos humanos y que la perfección no existe, que la vida siempre será una suerte de altibajos, pero que si nos mantenemos unidos, curiosos, trabajadores y cuidamos nuestra salud; la felicidad aparecerá, vestida de distintos colores y nos sorprenderá. 

Las contribuciones de Bertrand Russell a la lógica, la epistemología y la filosofía de la matemática lo establecieron como uno de los mejores pensadores de la época. De hecho, ganó el premio Nobel de Literatura en 1950 “por sus variados y significantes escritos donde alentó ideales humanitarios y la libertad de pensamiento”. Russell fue pionero y fundador del movimiento analítico en la filosofía anglo-americana, la razón por la cual me gusta tanto su prosa. ¿Qué caracterizaba al movimiento analítico? Básicamente, la filosofía analítica fomentaba la claridad en la presentación de ideas a través de un énfasis en el lenguaje donde procuraba alejarse de ideas obscuras e ilegibles y presentar argumentos con rigor y claridad usando la lógica y la matemática. 



Fuentes:

1: Russell, Bertrand (1930) ¿Qué hace que la gente sea infeliz?, La Conquista de la Felicidad.  Liveright Publishing Corporation

2: Russell, Bertrand (1930), Infelicidad Byroniana, La Conquista de la Felicidad. Liveright Publishing Corporation 

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