"Sube a las nubes por la escalera azul"
Era uno de esos días fríos de invierno en donde la neblina se incorporaba a las nubes y juntas formaban un gigante manto blanco. Un manto espumoso que se esparcía a lo largo de todo el cielo limeño. Si trepabas una escalera de mas o menos dos mil escalones, llegarías a la densa capa de neblina. Al insertar tu cabeza a través de ella podías llegar a contemplar la población de mariposas y abejas que habían decidido escapar la desequilibrada vida urbana y vivir al otro lado de la neblina. A esa población de insectos que decidió mudarse a vivir en paz bajo el sol. Sin duda que la actividad de ascender al cielo y ver más allá de la neblina era una popular distracción del estresante tráfico y sus ruidos escandalosos. Ya que el clima limeño era decadente como ningún otro, el negocio de alquiler y venta de escaleras sólo crecía. El negocio se encontraba en su pico pues vendía excesivamente bien. Por ese, motivo los vendedores de escaleras eran de los más acaudalados de Lima. El últim