El futuro está aquí


El futuro está aquí

Dejé de lado mis queridas columnas por razones que prefiero no mencionar, pero hoy lunes, a las 2:25 de la mañana las he retomado, y he reactivado nuestra amistad y compartida pasión por las letras, palabras, y frases sin filtro.

En lo que respecta a mis ideas, son varias, y de naturaleza abstracta y por consiguiente se me complica redactarlas. Por eso mismo, empezaré a escribir de un tema, y de un tema no más. Claro que seguiré agregando mis comentarios estrafalarios salpicados por aquí y por allá, pero que a la esencia de mi columna no le harán ni fu, ni fa. 

Hoy quiero escribir del futuro. De ese ente que no conocemos, y que no podremos conocer hasta que llegue, y que cuando llegue, ya no será el futuro, sino el presente, entonces, pensándolo bien ¿qué es el futuro? ¿Es el futuro sencillamente otra forma de referirse a un presente porvenir?

Ayer empecé a leer a Hume y pude concluir en las pocas páginas que avancé, que es imposible predecir el efecto que tendrá la causa, sin haberlos visto juntos antes, e.g. el fuego produce humo. Hume argumentaba que al ver cualquiera de los dos elementos separados, en este caso el fuego, o el humo, nuestra mente automáticamente los uniría, pero sin entender por qué, sólo porque sí, puesto que como personas entendemos las cosas a partir de las ciencias, pero, ¿quién dice que sean la verdad absoluta, o que no puedan cambiar?

 Por esa razón, se me ocurrió que sería la misma analogía al pensar en el presente o en el futuro. Uno no puede existir sin el otro, porque en realidad, son lo mismo, sólo que en distintas presentaciones. Suponiendo que el fuego es el presente y el futuro es el humo, ¿qué sería el pasado?, ¿la leña?
¿Quién nos asegura que el pasado o el futuro existan? Nadie, son ideas, porque como personas subsistimos a base de ideas que nos guían inocentemente por lo desconocido que pronto se vuelve conocido, y se convierte en un presente fugaz, y en algún momento no muy lejano, un pasado difuso. 

¿Es todo un juego de tiempos, no? Hasta yo me confundo escribiendo esta columna, porque ya son las 2:43 de la mañana y el presente que fue a las 2:25, ya no lo es más. Lo más probable es que la continúe escribiendo más tarde cuando me despierte, donde este texto –por el momento incompleto– será el pasado, y el acabado, el futuro.

Hoy ya es martes, son las 6:42 de la tarde, y he retomado este texto. Lo empecé en el pasado, y lo siento lejano, porque mis ideas ya no confluyen con las que tuve esa mañana hace día y medio. Sin embargo, trataré de retomar la ruta que hace no mucho empecé.

Lo único cierto es que en estos momentos estoy echada en mi cama, con mi ordenador sobre una almohada encima de mis piernas, y que mi pierna derecha está apoyada sobre mi pierna izquierda la cual forma una ligera doblez en forma de "v", y que la luz de las siete menos cuarto es incandescente, lo que me lleva a pensar que debería de cerrar las cortinas, pero que si lo hago, ya no me levantaría más tarde para ir al gimnasio, y no hay manera de que no vaya al gimnasio, porque si no voy, entro en la misma calaña por unos días hasta que me digo: "no más", y regreso, pero con el físico apaciguado por la falta de ejercicio, y siempre me termino arrepintiendo de tan boba decisión.

Hume decía que como el hombre no sabe llegar a lo divino, vive enfrascado en sus subjetividades finas y sensoriales. Y en efecto, es parte así, porque todo lo que sabemos, son suposiciones, pero que no han sido confirmadas por ningún ser divino o superior.

Por esa razón pienso que lo que al final realmente vale, es el presente, es el amor que sientes, es el por qué a despertarte por las mañanas, es un abrazo, un beso, un té, o un café, es ayudar, es caminar, es bañarte en el mar, es saber que existes y que eso sí es cierto, es entender que lo incierto no importa porque estar aquí y ahora es lo único que tenemos, y lo único que realmente vemos y sabemos.

Aunque el futuro sea incierto, no debemos de divorciarnos de la ética y la moral y hacer netamente lo que nos plazca, porque el futuro, será el presente pronto, y para todos, no sólo para uno mismo. Cuidar el planeta, hacer el bien, ser una buena persona es la manera.

Y como dijo Sócrates: "Yo sólo sé que nada sé". Sócrates se refería, a mi juicio, que la verdad absoluta no es nuestra, ni de nadie; que el diálogo es la ruta al conocimiento, y el entendimiento la ruta a la paz.

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