La indiferencia de los días


La indiferencia de los días

Entrada de un día cualquiera:

Me pongo a pensar en los días que se pasan y en mi vida que se detuvo de avanzar por un formalismo desmedido de las autoridades del país más poderoso del mundo. Me gradué hace seis largos meses, tiempo que muchos creen que pasé en un paraíso tomando el sol, esperando tranquila a que pasaran los días para iniciar mi carrera soñada. No es cierto, tomé el sol sí, pero mi cuerpo frío por dentro tenía miedo a que nada funcione y que mis sueños se echasen a perder. Tres meses después de graduarme, ya contratada, los de la compañía me pidieron que tome un paso al costado, que me retire, que me olvide de que tuve la oportunidad de formar parte de una de las cadenas de televisión más influyentes del mundo por una circunstancia que salía de mis manos: un pesado dilemma burocrático.

Paso la página, siguiente.

Hoy es un día como el resto de días donde no mucho pasa y todo se pasa, el tiempo se esfuma al llegar la noche y al entrar a mi cama me pongo a pensar en las noticias que leí y en los mensajes que recibí, pero no mucho más que eso, ¿rutinario, no?

 Quiero empezar algo, quiero hacer algo, ¿pero qué es ese algo? ¿dónde se esconde? Me encanta aprender, me encanta saber, porque me llena, me pone los pies firmes sobre la tierra y me explica mi alrededor. Me desentiendo de ciertas personas que viven sin saber en dónde o qué es lo que hacen, esas que siguen sus hábitos tal como robots, sin más.

 Me hipnotiza saber, me embelesa, pero a veces, me estanco, se me hunden los pies en un fango raro, del cual puedo salir físicamente pero no mentalmente y me quedo ahí días, hasta meses.

Sé que pronto se abrirán los portones del paraíso tan anhelado, del trabajo, de mi vida profesional. Sé que pronto huiré del fango rutinario. Me canso de no hacer nada, me canso de dormir hasta las once de la mañana y despertar a un café y leer, para posteriormente hacer deporte, ducharme, seguir leyendo, comer, y dormir.

No tengo mucho que contar, se me agotan las memorias que narrar. Me puedo inventar un paraíso y decirles que ando bien, me puedo imaginar muchas cosas las cuales pasarían de mi mente al papel y del papel a ustedes. Hace un tiempo que me siento como un lienzo blanco, esperando que le caiga una lluvia de pintura de todos los colores del arcoíris. No quiero inventar nada, me gusta la ficción, pero no es el momento. Sé que pronto tendré alguito que contarles.

La vida me encanta y también me intriga, la curiosidad la hace más interesante aún porque no me dice qué vendrá. "Yo sólo sé que nada sé", aprendo para saber que lo que sé no es nada en comparación a lo que podría saber y por eso sigo; las ganas de conocer y descubrir y entender, se vuelven entonces, sin duda, un deseo infinito.

Me encanta estar junto al mar, como muchos ya sabrán; siempre me encuentro en una ciudad costera puesto que en medio de los andes, me perdería. Mi alma necesita el agua, que fluyan las corrientes y suenen las olas. El mar y la arena son brío que me reconstruye, me revive, me levanta y me empuja a avanzar.

Entiendo ahora que las rutas no son para llegar a sitios sino para saber salir de ellos cuando te percatas que la estadía terminó y que ya no tiene más que ofrecerte. Supongo que me encuentro buscando esa nueva ruta para acercarme a mi meta, donde me quedaré hasta que sepa que la recorrí toda, descubrí sus recovecos y que es hora de trasladarme a la siguiente parada. La siguiente será quizás un Oasis y me quedaré un tiempo indefinido, hasta que tenga que buscar mi siguiente camino para lo que tenga que venir. Así es la vida señores, una metamorfosis, un cambio constante.

Por consiguiente, los días podrán sentirse al son de la indiferencia, pero la realidad del asunto es que los momentos de silencio y tranquilidad suceden para pensar en nuevos caminos y emprenderlos. Es bonito tomarse una pausa, no tiene nada de malo no hacer nada, porque hacer nada es algo, y si bien no es trabajar, es otro tipo de aporte a tu estabilidad, uno quizás del cual no hayas recibido mucho porque no paraste de estudiar o de hacer desde el Nido hasta graduarte de la Universidad, pero recuerda, todo a su tiempo y todo por algo.


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