La Terapia más Barata


La Terapia más Barata

Escribir, es para mí, una terapia gratis y reconfortante. Escribir, no es necesariamente volver a vivir, como a veces sucede al redactar. Escribo de mis experiencias, y las dejo todas sobre el papel. Después, al terminar, decido si me llevo el recuerdo, o si abandono mis textos dentro de algún cajón, y los dejo pasar al olvido. Es así de sencillo.

Claro que no escribo en papel, escribo en una Mac Book, en la oscuridad de mi cuarto y con la pantalla tenuemente iluminada, porque si no me duelen los ojos. Sí escribo en papel, cuando me canso de la compu, o cuando quiero vivir antaño, creerme la old-school.

Mi terapia es grupal, es con ustedes, porque esto que escribo, no es un texto privado, ni nada cerca a privado. Soy una chica sin filtro, porque el filtro es para pusilánimes. Hasta el filtro en la foto, denota un cierto miedo al que dirán de lo normal. No usen filtros, pero sí piensen antes de hablar, o escribir, porque como dijo un sabio- no recuerdo su nombre y tampoco lo voy a Googlear-, "Eres dueño de tu silencio y esclavo de tus palabras". Pero, querido sabio, si las palabras se escriben en silencio y no se comparten, ¿entonces qué? Mentira, estoy bromeando querido sabio, claro que se entiende el sentido de tu célebre frase, y por eso mismo, reitero, es elemental pensar antes de hablar, o escribir, pero nunca filtrar por miedo al qué dirán.

¿El qué dirán es importante? Pues, sí y no. Sí, porque si estás buscando reconocimiento, en lo que sea que hagas, el qué dirán es márketing gratis. Si nos referimos al qué dirán incisivo, al chisme: eso ya es otro tema, y lo desprecio ampliamente, ¡qué tal gasto de tiempo por dios!

 La palabra chisme me suena a chicle, y un chicle es rico los primeros segundos pero después se convierte en una goma sinsabor, pegajosa, que quieres botar, y siempre se dificulta encontrar un basurero cercano, entonces se convierte en un pesar de quinta categoría, hasta que decides lanzarlo por la ventana y terminas contaminando el mundo.

Una de mis primeras columnas causó muchísimo qué dirán, y les juro que me encantó, porque la gente estaba ansiosa por saber quiénes eran los personajes de mis textos tragicómicos. Mi vida es una novela, debería de producir para Netflix, pero ahora que me he zambullido en el mundo del periodismo y la redacción, necesitaría volver a nacer para explorar la cinematografía.

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