No llores cuando leas el periódico


No llores cuando leas el periódico

El periodismo te abre las puertas al mundo real. Un periodista está constantemente llevando a cabo pesquisas para descubrir al delincuente del crímen, la verdadera cara de los fanfarrones políticos, o la fuente del soplón que ayudó a destapar la red criminal más grande de la historia, entre muchas otras investigaciones, claro.

 El oficio, es sin duda palpitante, por eso, ¡cuidado de exagerar con el café!, la emoción y la cafeína podrían acelerar tu reloj. Considero más razonable el estar un ápice cansado, a no poder dormir en tres días por los deliciosos cafés que bebiste. Hace un tiempo leí que en una fábrica China, esas que explotan a sus trabajadores sin pudor, murieron cuatro operarios en una noche, porque no dormían hace días y se mantenían despiertos con bebidas energéticas, ¡qué desgracia!

Les quería mencionar, o quizás advertir, que cuanto más vas aprendiendo del globo terráqueo, más quisieras que el globo se pareciera a uno cumpleañero, rosado e inocuo, que al que habitamos, ya que sostiene a unos cuantos, (varios) habitantes, que gozarían eliminando al resto para quedarse con todo.

Los canallas que omiten la paz y el amor, no entienden, que la vida es una, y no es factible vivir contentos, si no se puede compartir con otro. ¿Ser feliz sólo?, lo dudo. La felicidad, es dar, la felicidad es ver como se forma esa curva tan bonita en la cara de las personas, como deslumbran esos choclos, relucientes, y a veces decadentes, pero que igualmente brillan.

Decidí incursionar en el oficio del periodismo desde pequeña, porque siempre supe que era muy suertuda, y que muchos no lo eran, y que la vida no era justa por igual. Entonces, me pregunté por qué no explorar maneras de ayudar, y llegué a la conclusión de que la mejor forma era dándole voz y voto a los que viven como si tuviesen una cinta adhevisa – la plateada para ser específica– sellándoles la boca.

 Claro que delatar a los detractores de la paz, es gran parte del oficio, y no muy reconfortante que digamos. Otra parte del trabajo incluye relatar sucesos bonitos, positivos, y de carácter bondadoso; quisiera decir que son rutinarios, pero siendo realista, debo admitir que son interdiarios, y muchas veces, esporádicos.

De nada sirve echarse a llorar, o quejarse al leer una mala noticia, sólo tensa tus músculos por la triste vibra que emites, y sin darte cuenta, la compartes con los que te rodean. El hecho que estés leyendo la noticia, ya es algo positivo, de facto, porque tu cerebrito–espero que razonable–prenderá sus motores para idear mecanismos de ayudar, y/o solucionar el dilema. No que lo vayas a solucionar sólo, claro, pero al menos, un poco de ideas empezarán a cocinarse en tu mente, y quizás un buen día te topes con alguien, y le cuentes lo que pensaste, y ese alguien se encuentre con otro alguien, al quien le cuente tu idea y así, hasta que llegue a alguien que decida poner manos a la obra y resolver el problema. ¿Vez? Harás bien compartiendo tus ideas.

Comprensiblemente, saber mucho de cómo funcionan las verdaderas instituciones que reglan el mundo, hace tu día a día, un poco más interesante, y por momentos, escalofriante. No obstante, al avanzar con más cautela por la vida, sin duda agregarás al bienestar general, y aportarás a un mundo mejor.

Yo sueño con crear un medio de comunicación muy grande, y sueño que todos tengan acceso a él, asimismo que contenga mucho más que titulares y noticias pasajeras. Yo sueño mucho, y un sueño que siempre regresa, es el de hacer mi partecita por ese mundo mejor, con el que todos soñamos. Bien se sabe que la educación es la puerta a la libertad, al autoempoderamiento. Pensar nos hace volar alto, y las ideas, las ideas son mágicas para hacer el bien. Por eso mismo, empecé este blog, estas columnas; porque compartiendo conocimiento, de a pocos, camino en dirección a mi sueño, y les brindo mi empujonsito, para quizás ayudarlos a cumplir los suyos.

Pero, ojo, eso sí, no vale llorar al leer periódico, y no hacer nada al respecto. Si una noticia les es chocante, dolorosa, o escandalosa: convérsenlo con alguien, harán bien.

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