La decadente Libertad de Expresión

 ¿Por qué censuramos o prohibimos libros? La sociedad se ha convertido en un campo de batalla, dividida y confrontacional, donde todos pelean por su verdad: derecha, centro, izquierda, centro derecha, centro izquierda, apolíticos, anarquistas y aquellos a los que repelen las clasificaciones: todos. El objetivo parece haberse extraviado en las formas y lo que queda es una combinación de rabia, resentimiento y rivalidad.


Maya Angelou, fue una mujer extraordinaria. Angelou fue autora y poeta, y la primera mujer afroamericana en recitar un poema en la toma de posesión de un presidente de los Estados Unidos (Bill Clinton, 1993). Angelou sufrió un evento traumático a temprana edad y enmudeció por muchos años. Sin embargo, no dejó de leer y a través de las palabras, de los cuentos y de las historias, fue de a pocos recobrando su voz. Ella dijo: “El odio ha causado muchos problemas en el mundo, pero todavía no ha resuelto ninguno”.

El conocimiento nos da poder y también nos permite entender que censurar o prohibir la circulación de libros, especialmente en el mundo actual, no es sólo inútil sino también autoritario. Hoy no sólo se cancelan libros sino también palabras, frases y personas. La censura y la prohibición de textos y cultura en cualquiera de sus formas, es una expresión de la lucha de poder. Prohibir un texto totalmente es una manera de manipular los hechos y va en contra de la libertad de expresión. Es importante leer sobre temas con los que no coincidimos o que hasta quizás nos parezcan una banalidad. No podemos caer en la ilusión de que todo libro que leamos nos aportará valor, será entretenido o informativo. Hay mucho mérito en aprender de temas distintos a nuestra forma de pensar, a nuestra forma de ser. La capacidad de diferenciar entre blanco y negro y comprender que entre ellos hay millones de tonalidades de gris, nos lleva a navegar la vida con más claridad sin sucumbir a generalizaciones que nos vuelven un poco simplistas.

El país más poderoso del mundo, era hace no mucho una referencia global de la libertad de expresión. Protegido por su Primera Enmienda promulgada en 1815, izaba muy alto la bandera de la libertad. Hoy, la Primera Enmienda pareciera meramente referencial, para aquellos que usan como arma la cultura de la cancelación, dándole valor solo a su ideología y eliminando todo aquello que se le oponga. Tristemente, ese país es hoy uno sumergido en complejidades, constantemente revisando y censurando, cancelando y criticando. Cerrar los ojos a la realidad y eliminar el pasado, es peligroso. Dicen que estamos atados a repetir la historia, pienso que no del todo, ya que algún aprendizaje nos llevamos de ella. Pero, al eliminarla, censurarla y editarla, nos condenamos a olvidar lo poco que aprendimos.

La historia está siempre presente. Está en los fundamentos de la psicología, antropología, sociología, geografía y demás. La historia está aquí, con nosotros. El contexto histórico es un fundamento clave del aprendizaje, es una ilusión pensar de que todo cayó del cielo, de que la vida fue siempre así. La memoria es selectiva, recuerda lo bueno, ya saben cómo es. Si no fuese por la historia estaríamos anclados en un ciclo repetitivo. ¿Recuerdas la primera vez que las mujeres votaron en el Perú? Fue en las elecciones generales de 1956 y lograr que se promulgue la Ley 12391 en 1955, que lo permitió, no fue un trabajo fácil.

El renombrado antropólogo Francés, Claude Lévi- Strauss (1908-2009), remarcó con precisión la importancia de la historia en el desarrollo de la humanidad en su libro La Pensée sauvage (1962): “Lejos, pues, de que la búsqueda de la inteligibilidad culmine en la Historia como en su punto de llegada, es la Historia la que sirve de punto de partida para toda búsqueda de la inteligibilidad. Como se dice de algunas carreras, la Historia lleva a todo, pero a condición de salir de ella» (1964, 380).

Hoy, escuelas en Estados Unidos prohíben libros, uno de ellos, la famosa novela de Mark Twain, Huckleberry Finn. El libro tiene lenguaje racial cargado, sí, pero era la realidad de la época. Es tan importante que los estudiantes escolares aprendan sobre la triste historia de Estados Unidos y la esclavitud. Considero que eliminar a Twain sería esconder el dolor que se infligió por generaciones a tantas personas, es editar la historia. Asimismo, si el libro mencionado es leído con detenimiento y sin prejuicios, demuestra que el racismo es un invento social pernicioso y que Huck y Jim son amigos y tienen divertidas aventuras a lo largo del Río Mississippi y sus vertientes. De hecho, Twain fue abolicionista, tras durar no más de dos semanas en el ejército de la Unión al darse cuenta que estaba en el lado equivocado.

La Real Academia de la Lengua Española define la palabra cultura de dos formas. La primera se refiere a un conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. La segunda habla de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico e industrial de una época, grupo social, etc. Parece que hemos tomado nuestra libertad por descontada, no la valoramos como deberíamos. ¿Qué mejor que poder leer de todo? Sino, ¿cómo desarrollaríamos nuestro juicio crítico? ¿Acaso pensamos que leer solo con lo que estamos de acuerdo nos hará más sabios? Hay países, que no necesito mencionar, donde las mujeres están prohibidas de cantar en público, donde no pueden montar bicicleta, donde solo pueden viajar acompañadas de sus maridos. Y nosotros, en un supuesto “mundo libre” queremos ocultar o negar la historia y pareciera que obviamos todo lo que hemos trabajado para llegar a donde estamos como humanidad.

Hace algunos días leí una nota en el New York Times sobre el libro Oreo de Paul Beatty. El autor de la nota, John Williams, remarcó que la obra de Beatty es un grato recordatorio de que algunas veces puedes lograr mucho más riéndote de ti mismo que gritándole al resto. Si les interesa leer más del tema no duden en entrar a este link: https://www.nytimes.com/2015/03/03/books/paul-beatty-author-of-the-sellout-on-finding-humor-in-issues-of-race.html

Y concluyo con unas preguntas retóricas para la reflexión: ¿acaso leer la Biblia nos convierte en Cristianos?, o ¿leer el Manifiesto Comunista nos vuelve Comunistas? Pienso que leer no solo nos abre las puertas a una mayor compresión del mundo en el que vivimos sino que nos ayuda a pensar con fundamento. Está en nosotros decidir si actuamos sobre lo que leímos, y eso no nos lo da el propio texto, por mas que se trate de un autor muy convincente, sino nuestros principios y formación.

Buen fin de semana

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